sábado, 27 de agosto de 2016

Reseña: La llegada de los tres (La Torre Oscura II)

Después de enfrentarse con el hombre de negro al final de El pistolero, Roland se despierta febril y debilitado en una playa. Al caer la noche le atacan unos seres monstruosos que salen del mar. Para eludirlos, Roland puede huir de la playa por tres salidas, tres puertas. Todas le llevarán a Nueva York, pero en tres momentos distintos; además, al otro lado de cada una de ellas Roland tendrá que atraer a una persona. Necesita a estas tres personas para seguir adelante en su búsqueda de la Torre Oscura: en el año 1987 encuentra a Eddie Dean, heroinómano desesperado; en 1964 a Odetta Holmes, la Dama de las Sombras, heredera afroamericana que perdió sus piernas en un accidente en el metro; finalmente, en 1977, da con Jack Mort, la propia muerte. ¿Serán ellos los que formarán su ka-tet?


El primer libro me dejó con un nivel de dudas similares a una clase de matemática, pero a diferencia de esa eterna piedra en mi zapato, aquí necesito saber qué es lo que no estoy entendiendo, ya que no puede ser que con la clase de final que tuvo El pistolero, alguien como yo pueda seguir viviendo en paz. Y de algún modo consigo las respuestas que buscaba, para que luego surjan otras cien y me dé cuenta de que en realidad, sigo sabiendo tan poco como al comienzo de todo. El libro aún no me dice todo lo que quiero saber, y el amigo que me introdujo a la saga disfruta escuchando mis teorías, pero sin decirme nunca gran cosas de lo que quiero saber. En resumen, estoy frustrada. Feliz, pero frustrada.
En este segundo libro de la genial saga La torre oscura; aquellos detalles que nos dio el hombre de negro al final se hacen fundamentales: Roland necesita compañeros en su búsqueda de la torre, y son tres habitantes de la ciudad de New York en diferentes momentos temporales. Cada uno es… especial, y sin ellos nuestro querido pistolero duro como el acero no puede lograr su objetivo. Con un inicio de páginas que me dejó gritando de sorpresa, Roland comienza de forma algo segmentado la búsqueda de sus compañeros, a los que llega por medio de unas puertas que simplemente aparecen en medio de la playa.
Nuestro primer nuevo amigo es Eddie, y tengo que admitir que me encanta, su mundo es mucho más similar a mis lecturas habituales (las novelas negras), porque este veinteañero salido del año 1987 tiene una adicción a la heroína, con todos los enormes problemas que eso acarrea. No les voy a decir cómo funciona el proceso de la búsqueda de los compañeros, porque fue una de las cosas que más me gusto del libro, fue genial, totalmente sorprendente.
La segunda en sumarse a bordo es Odetta, una mujer negra de 1964 que a pesar de la enorme fortuna que heredo, convive con una sociedad que no aprueba a la gente de color, y mejor a una mujer negra, rica y lisiada. Ella es todo un reto, y no porque nuestro pistolero tenga problemas con su género o su color, para nada, sino porque ella tiene un gran lio interno, y si no lo soluciona, todo se puede poner color de hormiga en muy poco tiempo.
Y el tercer mosquetero es aún más problemático que los anteriores, Jack, sacado de 1977, está ligado a eventos que ocurrieron durante el primer libro, y a los que van a ocurrir en el siguiente (si, no pude resistirlo y comencé con el que sigue). A Jack no le tengo cariño, nada de cariño, y creo que en realidad el personaje esta hecho de tal forma que sea muy difícil de querer.
El libro transcurre entre los viajes de Roland a los diversos momentos de NY y su “aquí”, el mundo de Roland, conocido como Mundo Medio. Me gusto mucho poder darle un nombre al lugar donde habita nuestro pistolero, me hace sentir como que las piezas del rompecabezas por fin comenzaron a tomar forma. Además de ir acumulando información sobre este mundo, seguimos sumando datos sobre el protagonista, lo que me hace inmensamente feliz.
Algo que me gusto mucho fue como King jugo al mezclar a los nuevos miembros, y no solo porque sus personajes son muy distintos, sino que como son de momentos históricos diferentes, hay elementos culturales que les son desconocidos. Me recordó un poco a la serie española que hizo gran parte del trabajo de quitar mi aversión por su literatura nacional, El ministerio del tiempo, en donde como dice su nombre, la gente viaja por el tiempo, y cuando gente del pasado viaja al presente, hay que explicarles todo: internet, jerga, lo que usa (si no han visto la serie, tienen que verla). Este choque entre épocas funcionó muy bien, ya que no es forzadamente obvio, ni muy imperceptible, tiene la medida justa para que sea ideal.

En realidad, este libro a diferencia del otro tiene ese toque que me encanta de cuando las cosas son perfectas. Todo en la narración funciona como reloj, y las migajas que deja para continuar la historia son precisas para dejarnos con las ganas de más, pero ahora sí, dándonos piezas más sustanciales de información. Además de resolver de forma bastante verídica ciertas problemáticas que me surgieron a medida que iba leyendo, como por ejemplo, como Eddie iba a lidiar con su adicción; la condición de Odetta (lisiada) como afecta la misión; que tan dispuestos estaban ellos a participar en todo esto; Roland después del las primera páginas; y donde calzaba el primer libro con todo esto.
Si el libro anterior nos dejó en la nada no teniendo idea ni de donde estabas parados, este final es más amable y nos indica suavemente que es lo que viene a continuación, o en realidad, hacia donde se encuentra lo que viene a continuación. Fue una lectura que disfrute mucho, el ritmo es mucho más cómodo que con la anterior novela ya que la dinámica es ciertamente diferente. Tuve que comenzar de inmediato la continuación, ya que hay demasiadas cosas que necesitaba saber. Esto viene a ser como la tónica de esta saga conmigo: Cuando leo? Cuando las dudas me la ganan y la necesidad de respuestas es irrefrenable.
Eso, amé el libro, los nuevos personajes y hacia donde veo que va todo, de verdad lo que llevo de saga merece la pena.


Saludos y espero que les guste!

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