domingo, 9 de agosto de 2015

Lectura en Serie de Gatos: El gato que leía del revés

En esta novela, la primera de la serie, la autora presenta a sus dos peculiares investigadores: Jim Quilleran, un excorresponsal de guerra que en la madurez decide orientar su actividad periodística hacia el refinado mundo del arte, mucho más acorde con su natural sibaritismo, y Koko, su sagaz gato siamés. En esta ocasión la singular pareja deberá sumergirse en el siniestro submundo de chantajistas y falsificadores que se oculta tras la deslumbrante exquisitez de las galerías de arte.


Reseña:

Hoy me propuse aprovechar de forma productiva mi último sábado de vacaciones y avanzar con mi lectura de gatos, así es que elegí este libro para continuar, y si bien tenía la intención de alargar la lectura un par de días, la historia (y mi terrible falta de sueño) hizo que lo terminara todo en poco tiempo.
El libro no es una novela de detectives propiamente tal, ya que el asesinato o el crimen no es el motor principal del libro, es más bien algo que le ocurre de manera casi accidental al personaje. Nuestro hombre aquí se llama Jim Qwilleran, un periodista que lleva años en el negocio y que ha pasado por casi todos los puestos de la industria, pero su especialidad son los segmentos de crímenes y fue enviado de guerra durante varios años. Qwilleran se muda a esta ciudad inventada de la cual creo que nunca se da el nombre, luego de una serie de trabajos de poca importancia en varios diarios. El libro está escrito en los años 60’, por lo que no hay computadores a la vista ni celulares, pero la falta de tecnología actual en realidad no es un problema para el desarrollo del libro, al menos para mí, no como en otros casos donde los avances más antiguos la verdad me sacan de quicio con lo ineficientes que son.  
Así es que nuestro curtido periodista debe de tener unos 40 y algo, y de forma casi azarosa llega a ocupar el cargo de periodista de arte en el diario Daily Fluxion. El tema del arte es algo importante en esta ciudad, parece ser que todos saben del tema, conocen a alguien importante o ellos mismos son artistas, y en este ambiente cultural tan vivo hay un personaje que destaca notablemente: el crítico de arte del Daily Fluxion, un hombre misterioso, refinado y que hace estragos con cada una de sus criticas en el ambiente local. 
Odiado por todos, este crítico que nunca se pasa por la redacción del periódico es un personaje extrañísimo, viven en una mansión señorial dividida en apartamentos en un mal barrio, tiene una enorme y varia colección de arte en su propio hogar y parece dominar el arte de la cocina de tal forma, que de solo leerlo a mi me da hambre. Y este hombre tan extraño entra en la vida de nuestro periodista cuando se reúnen para hablar, ya que como Qwilleran es nuevo, quiere conocer a todo el mundo. Y así, con esas vueltas extrañas de la vida y la literatura el periodista termina con tres cosas su visita al crítico: un apartamentos amoblado en el primer piso, lo que lo va a sacar del cutre hotel en donde había estado viviendo; una idea de que el crítico es más de lo que todos dicen, y una fascinación con la mascota de este, Kao K'o-Kung, un gato siamés llamado así por un artista chino, pero que es conocido amistosamente como Koko.
Así es que nuestro periodista de nombre extraño comienza a entrometerse en el mundo del arte, en donde según el crítico todos los artistas locales son basura, en donde según ellos el crítico no sabe lo que dice y en donde los merchantes de arte parecen tener muchas cosas que ocultar. Entre vueltas, comidas y personajes excéntricos, comienza el misterio con un asesinato que es tratado a la antigua: con un estilo romántico que deja muy poca precisión la verdad (dejaron entrar a los periodistas a la escena del crimen!!!) pero que literariamente tiene ese encanto de las novelas negras de otro tiempo. 
La investigación no es la parte más importante aquí, ya que los dos policías que vemos tienen muy poca relevancia en la novela, es más, todo el tema del crimen es bastante superfluo. Aquí lo que importa es nuestro periodista, como se va adaptando a esta ciudad amante del arte, como disfruta de la comida, como se va encariñando con Koko y sus extraños hábitos y en cómo se va revelando la verdad con esa gracia que las novelas policiales nuevas no tienen, y que para darle paso a lo verosímil en una investigación: pruebas, interrogatorios, autopsias, y otros detalles morbosos, se tuvo de que dejar fuera esa fantasía de que cualquier podía resolver un crimen, ya sea una niña pequeña o un periodista del arte que de arte, la verdad sabe muy poco.
Me gusto mucho el libro, es muy entretenido, y que la ciudad en sí misma es muy extraña, y el personaje tiene una capacidad asombrosa para dejarse llevar que hace que uno pueda apreciar un montón de cosas que, de ser un detective o policía normal, nos las hubiésemos perdido. La narración es muy fluida, es muy rápida, pero las 150 páginas que componen el libro alcanzan perfectamente para contener la suficiente información para que, al acabar el libro, uno sienta que el final fue redondo, pero para que uno igual continúe con ganas de leer más de la serie.
Ahora el factor gatuno fue ampliamente satisfecho, Koko es todo un personaje. Aquí nuestro peludo amigo es el motor de muchas cosas, con sus hábitos de gato mimado como comer solomillo picado para la cena, esconderse tras el librero o dormir en un cojín sobre el refrigerador lo hace ser más que una mascota, sino que un agente de movimiento en el libro. Muchas de las conversaciones de nuestro periodista son acerca del gato, el llega al comer al club de prensa con sus compañeros de oficio y ellos hablan acerca de Koko. Como Koko saltó dos metros, como tiene un calcetín mentolado de juguete, como tiene un mejor estilo de vida que todos ellos juntos, como le gusta leer los titulares del diario al revés… 
Pero todo esto sin llegar al extremo del ridículo, que es algo que temí un poco cuando vi como avanzaba. Creo que si alguno de los personajes se hubiese tomado el tema del gato a la risa, o hubiese actuado como alguien de una de las novelas negras actuales, todo lo relacionado del gato hubiese sido tomado como una ridiculez. Pero esa magia pre-tecnología en el tema de los libros de misterios permite eso, que cuando Qwilleran habla sobre como el gato lee el diario, nadie se ría, sin que sea tomando como algo normal.
El libro es bastante entretenido, no tiene mucho de novela de misterio o policiaca, así es que a quienes no les guste el género no van a tener problema con ella. Como dije antes, es muy entretenida, y es porque la historia lo es, hace que uno la lea con gusto. Lo único que lamento, es que la saga completa tiene 29 libros, y hasta la fecha, en español hay solo cinco, y ni siquiera son los cinco primeros. Así es que mi misión va a ser buscar los que siguen, o al menos el segundo libro, porque por lo que dice el gran y poderoso google, hay otro gato que se suma a las aventuras en los otros libros.

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