martes, 11 de agosto de 2015

Reseña: Ola de Calor

Un magnate inmobiliario del estado de Nueva York se desploma y muere en una de las aceras de la ciudad. Una esposa `florero` con un sombrío pasado sobrevive tras escapar de milagro a un descarado ataque. Gánsteres y hombres con poder con motivos de sobra para asesinar recitan de memoria sus coartadas. Es entonces, en medio de una sofocante ola de calor, cuando otro homicidio tiene lugar y comienza un tenso viaje por los pequeños y oscuros secretos de los ricos. Unos secretos que resultan ser fatídicos. Secretos que permanecen ocultos en la sombra hasta que una detective del Departamento de Policía de Nueva York arroja un poco de luz sobre ellos. El escritor número uno en ventas Richard Castle, última sensación de las novelas de misterio y autor de los best sellers de Derrick Storm, nos presenta a su nuevo personaje: la detective de homicidios Nikki Heat. Dura de pelar, sexy y profesional, el emblema de Nikki Heat es su amor por la justicia, ya que dirige una de las brigadas de homicidios más importantes de la ciudad. Pero Nikki se enfrenta a un desafío inesperado cuando el inspector jefe asigna al famoso periodista Jameson Rook que la acompañe en la investigación para uno de sus artículos. Y resulta que el ganador de un premio Pulitzer no sólo le es útil, sino que además es extremadamente atractivo. Sus ocurrencias e intromisiones no son los únicos problemas para la detective. Al mismo tiempo que trabaja para desvelar los secretos del asesinato del magnate inmobiliario, tendrá que lidiar con la chispa que ha surgido con el periodista. Una chispa en medio de una ola de calor.

Reseña:


Siempre he pensado que existen tres tipos de novelas negras: 
1. Donde el protagonista es un policía, lo que significa que se rige por una serie de normas y códigos escritor.
2. En donde el protagonista es una especie de detective privado u otro sujeto que a pesar de no ser policía, resuelve crímenes de igual modo.
3. Y tres, donde el protagonista ayuda a la policía como un consulto o la acompaña en la resolución de justicia, y este mismo en realidad puede o no tener relación con el tema de la ley directamente.
Los tres tipos de novelas son siempre muy interesantes, ya que si bien el resultado es siempre el mismo, es decir que se castiga al criminal, los caminos por lo que se llega a esa resolución cambian ene de un libro a otro. Y este libro, en realidad esta saga, tiene algo que me gusta mucho, y es la relación fuera del libro que existe con el autor.
Su escritor, Richard Castle, es un alias, y fue llevado a la ficción cuando se realizó la serie de televisión Castle, en donde sigue a este escritor mientras sigue a la detective de homicidios Kate Beckett para poder inspirarse para su próximo proyecto. En la vida real y en la serie, Castle tiene un gran éxito con sus novelas de misterio, protagonizadas por Derrick Storm, las que para mi inmensa pena, aun no se encuentran traducidas al español en ninguna parte **lloró en un rincón**, pero a los libros de este escritor que si podemos acceder, es a lo que escribe sobre esta detective de homicidios: la saga de Nikki Heat.
Es chistoso, la serie ya va por su octava temporada y si bien en momentos le he perdido un poco el amor, luego me he recuperado y me he puesto al día con la historia, la que debo decir que me encanta. Ya que la serie en si misma tiene un montón de cosas que se relacionan con los libros, lo que hace su lectura, si uno es seguidor de la serie, bastante entretenido. Si, lo se, se que todo es un enorme y fabuloso juego de marketing para vender muchos libros, pero no puedo dejar de encontrar que es genial.
Entonces con esta mezcla de realidad-ficción uno llega a estos libros. En mi caso llegue porque me gustaba la serie: un escritor de misterio exitoso interpretado por el guapo de Nathan Fillion, el cual además de tener más plata que pelos en la cabeza, es gracioso, apasionado y en ocasiones parece tener la mentalidad de un niño de cinco años, lo que no le quita lo Don Juan; el cual sigue a una guapa detective que detesta tener que estar haciendo de niñera porque se lo ordenan mientras intenta atrapar a un criminal a la vez. La idea de la serie es dinamita, y cuando se ven esas interacciones adaptadas al papel, solo queda amar el paquete completo.
En nuestro primer libro vemos a una Kate de ficción, Nikki Heat, detective de homicidios atormentada por la muerte de su madre y que solo busca llevar justicia a las familias de los muertos, y que tiene que permitir (por ordenes de sus jefes) que el periodista Jameson Rook, el cual hace tanto reportajes de la guerra en Chechenia como de la vida de Bon Jovi, la siga durante sus casos para documentarse para un artículo sobre la policía de New York. Así es como Heat termina llevando al periodista cuando un magnate de la industria inmobiliaria muere cayendo desde su edificio en plena ola de calor, situación que tiene a toda la ciudad un poco alterada. La investigación, como siempre, nunca es tan fácil como parece, y las verdades ocultas del hombre muerto hacen levantar a todos más de una ceja, y es potencialmente un peligro para nuestros investigadores. 
Las personalidades entre la serie y lo libros varia, pero son lo suficiente similares como para que si uno a uno de ellos, uno pueda amar con facilidad al otro, en especial  Castle/Rook. Si, como periodista es un poco más presuntuoso que como escritor, pero el hombre tiene un Pulitzer, así es que supongo que tiene un poco de derecho a hacerlo. Si bien los libros se centran en nuestra guapa detective, no se puede negar que el encanto de estos no es solo Nikki, sino que es la mezcla que sale desde esa dupla ligeramente dispar, pero que desde el primer momento los tiene a ambos con las hormonas exaltadas. 
Eso me gusto y que fue un poco diferente. En muchos libros cuando los protagonistas es una dupla, uno siempre tiene ese deseo a veces ridículo de juntar las cabezas de los protagonistas y decirles “bésense, cierren la boca y sean felices”, pero usualmente nunca pasa! Lo que es ligeramente frustrante a veces, porque uno como lector sabe que ellos son ideales el uno para el otro, sabe que de estar juntos, su vida seria Disney pero con pistolas, pero obviamente, el autor disfruta la tortura psicológica. Tenernos libro tras libro así, esperando por la más mínima interacción romántica, por cualquier miradita o roce, para que al final, alguno de los dos pelotudos lo arruine y salga con cualquier fulano. Así es que ver que desde un comienzo ambos protagonistas se gustan y que no tengo que llegar a libro 8 de una saga para ver que ambos lo asuman, es refrescante (a pesar de que en la serie espere siglos por un miserable beso).
Y una cosa que es como novedosa, además del tema de la metaficción libro/televisión, es que aquí como nuestro muchacho es literalmente rico y famoso, hay un montón de pequeños lujos que no siempre se ven en las novelas de policías. Creo que en muy pocos casos los policías de los libros son pobres al extremo, pero tampoco ganan una millonada, por lo que ver una pizca de lujos interactuando en todo esto es extraño, y ligeramente gracioso, pero es porque Rook tiene tanta energía y capacidad de asombro como un niño pequeño, lo que combinado con una considerable cantidad de humor y encanto, lo convierten en un hombre ciertamente irresistible, o al menos así es para cierta detective.
El libro tiene como 400 páginas, pero la escritura es bastante rápida y fluida, por lo que no se sienten tanto las páginas. El final si bien deja todo el tema del crimen cerrado, hay un detalle entre los protagonistas que nos deja con la duda, y que solo se resuelve cuando uno lee el segundo libro. Hasta la fecha, hay siete libros de la serie, y no fue hasta ayer si no me equivoco, que recién encontré en el maravilloso mundo de las bibliotecas gratuitas de Epub el quinto libro, lo que hace que mi relectura de esta serie (la que en algún momento fue abandonada entre el tercer y cuarto libro) ahora tenga un mayor ímpetu, pues quiero sabes que es lo que pasa. Obviamente no es necesario ver la serie para entender los libros ni viceversa, pero encuentro que tiene una gracia particular el ver al autor (de forma ficticia) investigando cosas que al final uno puede ver en los libros. 

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